En cuanto conocí la existencia de este maratón, me apunté sin dudarlo. Tenía muchas ganas de conocer la Serranía de Cuenca, y qué mejor que hacerlo así? Bueno, con un poco de menos barro habría sido ya perfecto!
El sábado 21 marzo por la mañana ya estábamos en la zona, nos íbamos a alojar en Puente de Vadillos. Después de instalarnos hice una pequeña ruta de activación por la zona, para tomar contacto, viendo que los caminos estaban empapados de agua, peor los que estaban compactados con zahorra estaban perfectos. Pero todo el mundo avisaba, en la parte alta de la ruta había una zona arcillosa, y así era como vimos el día siguiente.
Por la tarde, un breve paseo a pié, con Diana, Paco y Gonzalo, después de recoger el dorsal en Beteta, que vino muy bien para conocer el espectacular entorno de Beteta, la Hoz de Beteta hecha por el río Guadiela.
El día 22 de marzo nos levantamos temprano para acabar de preparar las cosas y desayunar bien. Los 5º que hacía en Beteta y los nubarrones, anticipaban que la mañana iba a ser de las que no se olvidan. Tras los nervios del que me pongo y qué me quito de última hora nos colocamos Luismi y yo en la salida, y tras unos chupinazos salimos, bajando por el pueblo hacia la carretera de El Tobar, mas de 250 ciclistas con ganas de dar guerra. Aquí tenéis el track de la ruta.
Nada más enfilar la carretera, veo que voy muy delante, siguiendo a Luismi y a Fernando (muchos amigos y conocidos en este maratón), y pienso que no es mi sitio..pero bueno, lo que dure! Atravesamos El Tobar y empieza la pista, que tras pasar la Laguna Pequeña, sube hacia la sierra. Y aquí ya cada uno en su sitio..me descuelgo de Luismi y de Fernando, pero sin perderlos de vista.
En esta primera subida pasamos de los 1160 a más de 1300, y tras ella, la bajada, vertiginosa, tanto, que frente al embalse de la Tosca se me cae el bote del agua. Caí en la cuenta de que le había puesto demasiada presión a las ruedas, y en que la horquilla, que ya venía tocada, se había quedado rígida. Paro y retrocedo, cuando veo pasar como balas a Paco, Miguel y David, en una grupeta. Arranco todo lo rápido que puedo en intento cogerles…pero me cuesta.
Pasamos Santa María del Val, y ascendemos por carretera. Veo contínuamente al grupo de Paco y David, pero no quiero hacer un esfuerzo fuerte, desfondarme y «hacer la goma», así que pongo un ritmo con el que poco a poco les vaya recortando, que la ruta es larga.
Dejamos la carretera por una pista justo debajo de la Peña Merendera, para ascender más bruscamente hacia el Collado del Espinarejo, a 1357m de altura, donde comienza un descenso vertiginoso que nos lleva a cruzar el primer arroyo, el de La Hoz, para ascender y volver a cruzarlo después, e iniciar una larga subida. Es aquí donde tengo a tiro al grupo de Paco y David. Pero miro atrás, y veo a Agustín, que viene con un ritmo muy fuerte. Llega a mi, y ambos llegamos al grupo de Paco y David, y ascendemos ya en grupeta, como podéis ver en este vídeo. Al poco, llega también Javi Rivas.
Tras rozar los 1500m altura, empieza una zona de subidas y bajadas. En las subidas vamos juntos Paco, David, Miguel, Agustín, Javi y yo. Pero las bajadas las rompe todas Paco, hasta el punto que en una de ellas se rompe el grupo definitivamente, con Agustín tirando, Javi y Paco detrás, en la zona de la Hoz y el Guijo. Nos quedamos David, Miguel y yo. Sabía que David se me iría pronto, así que aguanto lo que puedo, ya habría tiempo de descolgarse.
Llegamos a la zona más alta de la ruta, cerca de 1570m. La lluvia, a veces aguanieve, y la niebla, nos dejan un espectáculo precioso de la sierra. Vamos un buen tramo por sendero casi campo a través, entre dos carreteras. A estas alturas nos sorprende no haber encontrado barro. Agua sí, ya íbamos bastante empapados, pero no barro.
Vamos atravesando cañadas, y empezamos un breve descenso. Veo a Javi, y llegamos a él, pero en la bajada del GR66, tras pasar el Collado Blanco, nos perdemos y pasamos al lado de unas casas, pisando huesos y cuernos de cabras. Retrodecemos y bajamos un sendero precioso, que no puedo disfrutar por tener bloqueada la horquilla. Solo de pensar que Paco iba con horquilla rígida se me multiplicaban los dolores en espalda y brazos!
Llegamos a Cueva del Hierro. Alguien de la organización nos dice a David y a mi «36 y 37!». En el pueblo está Diana con María. Javi López ha pasado muchos minutos antes, está en una forma estupenda para los maratones.
Paro un segundo en el avituallamiento y tiro. Pero veo que no estoy igual que en las subidas anteriores..algo falla. La subida del arroyo de la Nogueruela me pasa una factura tremenda. Me pasa Javi, David (que había decidido no ir a «to palote», y yo con el corazón en la boca!). Me espera y le digo que vaya a su ritmo que yo tengo que resolver unas cosas con el Tío del Mazo.
Pasamos por el despoblado de Valtablado..pierdo algunas posiciones..pero da igual, tengo que superar el bajón. David va delante a algunas decenas de metros, lo veo en las bajadas y tras pasar por Valsalobre en la subida al Portillejo. Veo que mira para atrás, casi me he recuperado, pero no quiero forzar…sigo más lento que él, se aleja en la subida. Me centro en mi calvario, me duelen las cuestas aunque llevo un ritmo aceptable, suficiente para no perder más posiciones…
Y llegó la temida zona de barro, en la zona de Pinos Altos y Dehesa Boyal. Los primeros metros los sorteo bien. Veo gente parada, adelanto alguna que otra posición, pero en una curva, tengo que poner pie, la rueda enlodazada…y el peso del barro, y el desgaste justo cuando me estaba rehaciendo..Estamos a 1330m y las vacas nos miran con perplejidad. Observo el paisaje, neblina, musgo, viejos y gordos troncos..me recuerda a la Euskadi Extrem que hice hace años. Un tesoro tenemos en Cuenca.
Tras varios kilómetros de barro, con algún tramo de empujabike, salimos de esta zona trampa, casi sin fuerzas. Llego con dos o tres a un avituallamiento, aprovecho para engrasar la cadena, y sigo..Voy tras un ciclista, que me pasa en las bajadas y adelanto en las subidas..prefiero ir así que solo, pienso.
Atravesamos Prado Redondo y en un claro veo al fondo Beteta. Vaya lío de orientación en esta ruta, con tanta vuelta, estaba desorientado. Pero se que estamos en los últimos kilómetros, cosa que me anima.
Giramos la Cuesta de las Cabezas, voy en pareja con el ciclista anterior, y decido tirar poco a poco dado que ya me estaba recuperando. Se pone tras de mi, bajamos al llano de La Loma, y en el llano meto otro puntito. Cuando me doy cuenta voy solo, y no veo nadie delante. Aún así, no bajo el ritmo. Llego a la carretera y acelero un poco. En la subida al cerro Carrascoso me animan, y me animo. Cojo un buen ritmo de subida, veo a dos ciclistas delante de mi, que al poco adelanto. Voy animado, y por fin con fuerza.
Aún así, este último tramo se me hace largo, me despisto en varias ocasiones, en alguna tengo que retroceder un poco..A la altura de la Sima del Pimpollar unas cuantas ciervas se me cruzan por el camino, y pienso que por allí no ha pasado nadie hace un buen rato. Es por esta zona cuando empieza a llover, cuando por fín, veo que se abre el bosque, unas antenas (Cerro San Cristobal, 1398m altura) y unos coches, y dos ciclistas..demasiado lejos para alcanzarles..Y más con el estado de la pista, esponjoso, lastrando cada pedalada.
Llego a los coches, me indican el sendero de bajada a El Tobar, precioso, el más bonito, pero que tampoco disfruto, la horquilla ya no funciona y llevo demasiada presión en las ruedas. Bajo tranquilo, quedan pocos kilómetros. Abajo, en El Tobar, acelero, saco fuerzas de donde no hay. Miro hacia detrás, nadie, hacia delante, nadie..a la derecha, Beteta, en lo alto.
Cuando enfilo el acercamiento al pueblo veo una cuesta infernal y me digo: «no, por ahí no por favor!». Efectivamente, no era por ahí. El camino, empastado por la lluvia me deja en la carretera, al lado de la gasolinera, y de ahí, a la subida del pueblo, tres eses, y en la última un grupo de chavales que corren a mi lado «Vamos campeón, vamos que tu puedes!» A quien no anima eso?? Y corrieron hasta la recta de meta, donde había muchas personas gritando y animando, entrada triunfal a todos, como si fuéramos los primeros! Impresionante sensación llegar a meta así, muchas gracias Beteta!!!. En la meta me esperaba bajo la lluvia Diana, a la que le doy las gracias por aguantar bajo el frío y la lluvia.
Finalmente posición 41 de la general y 9º en la categoría Master 40. Y contento con el resultado. Antes entraron, a lo largo de 30 minutos, Javi Lopez, Paco Comino, Agustín, David, Javi Rivas, Miguel, Luismi…menudo carrerón se marcaron.
Fotos de: Diana David, Juan Albeldea y Antonio Cebrían
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