Crónica de la IX Maratón MTB Guzmán el Bueno de Córdoba

Por David Moreno Manzanaro (Twitter @Davidmmmfm)

El pasado domingo 21 de abril se celebró esta dura maratón de bici todo terreno, con la asistencia de varios alcazareños. Os dejamos las fotos y la crónica de David.

A las 6:00 del 21 de abril salimos de Alcázar, Manolo, Roberto con su hijo Diego (de acompañante) y yo, rumbo a Córdoba para realizar la dura IX Maratón Guzman el Bueno.

Tras llegar a Córdoba con el tiempo justo para equiparnos, preparar las bicis y recoger los dorsales, le entregué las llaves del coche a mi prima para que lo subiera al cerro Muriano y tener las mochilas más a mano (¡gracias Marta!).

Nos colocamos muy al final de todos los participantes, ¡es lo que tiene llegar tan justos! Según la megafonía somos unos 1500 bikers preparados en la salida, la cual dan a las 10:00. Los pitidos de los chips son continuos al cruzar la línea de salida que se mezclan con los aplausos de familiares y amigos.

Salida rápida, llaneo junto a un arroyo y primeros tapones. Los parones son muy frecuentes, cada dos por tres nos toca bajar de la bici y esperar a que avancen los primeros… ¡cómo sea así todo el tiempo! Comienzan las cuestas y subidas técnicas. Adelantamos a mucha, mucha gente en las subidas; las bajadas son muy peligrosas, muchas raíces, surcos en la tierra originados por el paso del agua y mucha piedra.

Los avituallamientos muy bien organizados, los militares se encargan de que no nos falte de nada, nos reagrupamos con Manolo y continuamos. Es una ruta muy bonita, muchos senderos, mucha naturaleza extrema, paisajes increíbles, pero muy muy dura, hay que ir bien preparados para solo pensar en intentarlo.

Pasamos junto al embalse de la Jarosa, el cual estaba a rebosar de agua, cruzamos arroyos con el agua por las rodillas, los pies agradecían este baño de agua fresca, pero los parones aun seguían siendo frecuentes, se formaban embudos que nos retrasaban y al mismo tiempo desmoralizaban. Cuando llegaba a la zona o piedra por la cual se originaba el parón, pensaba: ¡cómo es que la gente se baja de la bici para pasar por esta piedra!

Cada vez eran más frecuente las zonas de escalada, bici al hombro y a subir por piedras imposibles, menos mal que la gente de Andalucía tiene esa “guasa” y en los momentos malos son capaces de arrancarte una sonrisa. Eran muchos los que nos encontramos por el camino dando nos ánimos.

Nos advirtieron, mediante un correo electrónico que en la bajada del Anker que se encontraba al pasar el club de golf del campo de Córdoba, era obligatorio bajarse de la bici y hacerla andando y que habría gente de la organización para obligarnos a ello, pero no hizo falta… Nadie me dijo que me bajara, pero al ver el panorama, lo mejor era bajar y andar.

Una bajada que ya de por sí era complicada hacer andando, la bici se iba sola, si la hubiera soltado habría llegado rodando a buena marcha hasta abajo sin parar en ningún momento.

Pero a pesar de la brutal bajada, el mayor recuerdo que tengo es el del paisaje, era espectacular, lo que podíamos ver desde allí arriba, imposible olvidar.

A duras penas llegamos Roberto y yo al final de la bajada, después de dar algún que otro resbalón…
Tras recorrer infinidad de kilómetros por sendas, volvemos a comenzar el ascenso, para llegar al Cerro Muriano. De nuevo muchas subidas duras y técnicas. A pesar del calor nos seguimos encontrando con gente dando ánimos, incluso ofreciéndonos bebidas de sus neveras para refrescarnos ¡qué bien me sentó ese Aquiarius!!

Último avituallamiento a tanto solo 8 km del final, ¡ya lo tenéis casi hecho!, nos dicen los militares, solo os falta el “arrastraculos” .Llegamos a tan famosa subida, los bikers se bajaban y empujaban. Roberto y yo, cansados de empujar, subimos poco a poco hasta el final recibiendo aplausos y ánimos de los espectadores concentrados en esta subida.

Entramos en la base militar del Cerro Muriano donde esta la línea de meta tras 7:39 horas de sufrimiento, pero alegres de poder terminar sin percances graves ni averías.

Mientras que comemos algo, llega Manolo. Volvemos a estar todos juntos y sin incidencias… Ahora solo falta cargar las bicis, una ducha rápida y vuelta a casa con los deberes hechos ¡ Así da gusto!

Crónica de la IX Maratón MTB Guzmán el Bueno de Córdoba

Por David Moreno Manzanaro (Twitter @Davidmmmfm)

El pasado domingo 21 de abril se celebró esta dura maratón de bici todo terreno, con la asistencia de varios alcazareños. Os dejamos las fotos y la crónica de David.

A las 6:00 del 21 de abril salimos de Alcázar, Manolo, Roberto con su hijo Diego (de acompañante) y yo, rumbo a Córdoba para realizar la dura IX Maratón Guzman el Bueno. Tras llegar a Córdoba con el tiempo justo para equiparnos, preparar las bicis y recoger los dorsales, le entregué las llaves del coche a mi prima para que lo subiera al cerro Muriano y tener las mochilas más a mano (¡gracias Marta!). Nos colocamos muy al final de todos los participantes, ¡es lo que tiene llegar tan justos! Según la megafonía somos unos 1500 bikers preparados en la salida, la cual dan a las 10:00. Los pitidos de los chips son continuos al cruzar la línea de salida que se mezclan con los aplausos de familiares y amigos.

Salida rápida, llaneo junto a un arroyo y primeros tapones. Los parones son muy frecuentes, cada dos por tres nos toca bajar de la bici y esperar a que avancen los primeros… ¡cómo sea así todo el tiempo! Comienzan las cuestas y subidas técnicas.

Adelantamos a mucha, mucha gente en las subidas; las bajadas son muy peligrosas, muchas raíces, surcos en la tierra originados por el paso del agua y mucha piedra. Los avituallamientos muy bien organizados, los militares se encargan de que no nos falte de nada, nos reagrupamos con Manolo y continuamos. Es una ruta muy bonita, muchos senderos, mucha naturaleza extrema, paisajes increíbles, pero muy muy dura, hay que ir bien preparados para solo pensar en intentarlo.

Pasamos junto al embalse de la Jarosa, el cual estaba a rebosar de agua, cruzamos arroyos con el agua por las rodillas, los pies agradecían este baño de agua fresca, pero los parones aun seguían siendo frecuentes, se formaban embudos que nos retrasaban y al mismo tiempo desmoralizaban. Cuando llegaba a la zona o piedra por la cual se originaba el parón, pensaba: ¡cómo es que la gente se baja de la bici para pasar por esta piedra!

Cada vez eran más frecuente las zonas de escalada, bici al hombro y a subir por piedras imposibles, menos mal que la gente de Andalucía tiene esa “guasa” y en los momentos malos son capaces de arrancarte una sonrisa.

Eran muchos los que nos encontramos por el camino dando nos ánimos. Nos advirtieron, mediante un correo electrónico que en la bajada del Anker que se encontraba al pasar el club de golf del campo de Córdoba, era obligatorio bajarse de la bici y hacerla andando y que habría gente de la organización para obligarnos a ello, pero no hizo falta…

Nadie me dijo que me bajara, pero al ver el panorama, lo mejor era bajar y andar. Una bajada que ya de por sí era complicada hacer andando, la bici se iba sola, si la hubiera soltado habría llegado rodando a buena marcha hasta abajo sin parar en ningún momento. Pero a pesar de la brutal bajada, el mayor recuerdo que tengo es el del paisaje, era espectacular, lo que podíamos ver desde allí arriba, imposible olvidar. A duras penas llegamos Roberto y yo al final de la bajada, después de dar algún que otro resbalón…

Tras recorrer infinidad de kilómetros por sendas, volvemos a comenzar el ascenso, para llegar al Cerro Muriano. De nuevo muchas subidas duras y técnicas. A pesar del calor nos seguimos encontrando con gente dando ánimos, incluso ofreciéndonos bebidas de sus neveras para refrescarnos ¡qué bien me sentó ese Aquiarius!! Último avituallamiento a tanto solo 8 km del final, ¡ya lo tenéis casi hecho!, nos dicen los militares, solo os falta el “arrastraculos” .Llegamos a tan famosa subida, los bikers se bajaban y empujaban. Roberto y yo, cansados de empujar, subimos poco a poco hasta el final recibiendo aplausos y ánimos de los espectadores concentrados en esta subida.

Entramos en la base militar del Cerro Muriano donde esta la línea de meta tras 7:39 horas de sufrimiento, pero alegres de poder terminar sin percances graves ni averías. Mientras que comemos algo, llega Manolo. Volvemos a estar todos juntos y sin incidencias… Ahora solo falta cargar las bicis, una ducha rápida y vuelta a casa con los deberes hechos ¡ Así da gusto!